Taller de coyuntura del CEFB.
La revuelta social en Chile es esencialmente política, es contra el modelo y lamentablemente todavía no contra el sistema capitalista. La gobernanza neoliberal hizo crisis y parte de la élite de poder ha comprendido esto.
El malestar acumulado por múltiples motivos se convirtió en rabia e indignación en un momento y cientos de miles salieron a arrasar todo. El gobierno quedo “grogui” por unos días, las palabras de la primera dama lo reflejaron “…estamos sobrepasados”.
Luego como era de esperarse vinieron las asesorías imperiales, de las FFAA y de la propia élite de poder y se pasó de la “guerra, a la lucha por la paz social”. Se pasó de los milicos en calle, cosa para la cual fueron entrenados en las misiones de “paz” en Haití y otros países, al dialogo. El “dialogo” cuenta con un aliado importante, la falsa oposición con todas sus expresiones, incluyendo las dirigencias sociales, que están intentando colocarse como los representantes del descontento social, los interlocutores válidos para salir de la crisis.
El acuerdo de la élite de poder y de los actores políticos-sociales, que le dieron gobernanza al modelo neoliberal, es erradicar la acción rupturista violenta que los puso “grogui” y remplazarla por el camino institucional y pacífico de las movilizaciones festivaleras. Es decir volver a una nueva gobernanza en una especie de neoliberalismo 2.0, donde el Estado tendrá un nuevo papel social. En ese camino habrá mucha refriega política, pero en un país con gobernanza. Una reedición, más rasca, de la década de los 90.
Se ratifica en Chile, algo expresado en cierta sabiduría popular, la existencia de los “care palo” y de los “care raja”.
Hay que ser muy “care palo” para entregar declaraciones como la del General Rozas director de una de las peores instituciones de Chile y decir que los carabineros, sus carabineros, merecen un siete por su actuación o de las ministras del gobierno y del propio Piñera sobre que la marcha del 25 de octubre es de todos, es decir los ministros y el presidente hubieren participado en una marcha exigiendo sus propias renuncias. Plop.
Hay que ser muy “cara de raja”, para pedir demandas que cuando fueron gobierno no quisieron realizar como son los falsos partidos de oposición y sus organizaciones sociales. Resulta que ahora piden sueldos mínimos de 500 lukas, Asamblea Constituyente, fin de las AFPs, no a la militarización y a la señora Bachelet le encontraban razón cuando decía que no se podía.
Piden la renuncia de Piñera, el que sin duda debería renunciar junto a todos sus ministros, pero porque no se piden la renuncia ellos mismos, la de todos los parlamentarios para que existan elecciones ahora. ¿Acaso la casta política no es responsable de la crisis actual?
Los pueblos de Chile se expresaron radicalmente pero sin organización, sin conducción popular y por tanto sin alternativas de cambio estructural. Su mayor virtud es al mismo tiempo su mayor debilidad.
El terremoto social tiene replicas y las tendrá por varios meses. Lo Nuevo es que quedan latentes nuevas crisis en un mundo puesto al borde de la sobrevivencia por la crisis ambiental, el impacto de la robótica en el trabajo humano y las crisis cíclicas del capitalismo (tormenta perfecta).
La gran enseñanza del octubre chileno, es que no basta la revuelta, si ella no está acompañada con un poder popular tras un proyecto político liberador (situación que debe significar una gran crítica y autocrítica en las organizaciones que se dicen revolucionarias).
El camino hoy es levantar las asambleas populares, barriales y sectoriales, que caminen a formar un polo social clasista, el poder del pueblo que le abra paso a una Asamblea Popular Constituyente. Un poder paralelo al poder institucional que camine a un gobierno de los trabajadores y los pueblos de Chile.
Como Centro de Estudios Francisco Bilbao (CEFB) nos ponemos a disposición fraternalmente junto a todos los destacamentos de luchadores populares que hoy están delineando lo que será (podría ser) una nueva etapa en la historia de Chile.