16 de noviembre de 2023
Si la filosofía es el contenido que portan los filósofos, se puede afirmar la existencia de muchas filosofías, lo mismo la pluralidad de fantasmas que la acechan. Por muy homogénea que se la haya tratado de presentar desde su condición universal, hay muchas concepciones filosóficas al interior de su tradición. Por cierto, que esta fantástica fragmentación no es un argumento ni el fundamento de su muerte.
Desde este punto de vista tiene sentido describir, aunque sea someramente, parte del ejercicio filosófico chileno, para esto no es necesario arrancar con una definición estricta de lo qué es la filosofía, recurrir a sus definiciones más canónicas nos limitaría al universalismo eurocéntrico que suele imponer su concepción filosófica. Debilitar esa posición estricta asumiendo locaciones geopolíticas en favor de una filosofía situada es parte de nuestro ánimo. Esta vía me parece pertinente para la posibilidad de enunciar la actividad filosófica chilena, aunque este desarrollo no sea el más común entre quienes se dedican a esta actividad. Pues, les invito a hacer un acto de fe y asumir que en la producción de textos escritos por nuestros filósofos y filósofas hay filosofía. Teniendo este punto de partida podemos adentrarnos en parte de los entreveros de la filosofía chilena.
En lo que sigue hablaré de filósofos chilenos que no he comentado antes o que casi apenas los he mencionado. Entre éstos hay pendientes de estudios y pendientes de lecturas. El listado que presentaré no es exhaustivo, es sólo una visión bastante personal, varios serán omitidos.
Partiré aludiendo a un grupo de filósofos que desarrollaron gran parte de su producción en Centro América, principalmente en Puerto Rico. Roberto Torretti, Carla Cordua y José Echeverría. La mayoría de los textos que nos dejaron son estudios acerca de filósofos que pertenecen al canon eurocéntrico. Todos ellos antes de partir del país enseñaron en el Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad de Chile. De estos el más desconocido en Chile es Echeverría quien tiene una producción filosófica de orden ético-existencial-humanista. Su escritura suele ser de breves ensayos que entregan meditaciones profundas con un alto estilo literario. Es un amplio conocedor de la filosofía helénica clásica, de la vertiente existencial y fenomenológica, con una fiel recurrencia a las letras hispánicas y la filosofía de Ortega. Para acercarnos a su obra, su hijo Rafael Echeverría hizo una compilación de sus textos bajo el título «El morir como pauta ética. Antología filosófica-literaria de José Echeverría», editada en Buenos Aires el año 2013.
Roberto Torretti alcanzó mayor reconocimiento en Chile, sus textos fueron más difundidos y también volvió al país después de la dictadura. Torretti se fue de Chile sospechando de la Unidad Popular y antes de su partida dirigía el ya mencionado Centro de Estudios en la Facultad de Ingeniería. Su estudio sobre Kant tuvo buena difusión no sólo acá, también en Argentina y otros países de habla hispana desde el año 1967. Posteriormente los estudios de Torretti fueron fructíferos en filosofía de la ciencia, principalmente en física, geometría y biología.
Carla Cordua conocedora de una amplia cultura literaria. Con varios estudios filosóficos destacados, principalmente de filosofía alemana contemporánea. Buena crítica recibió su libro «Wittgenstein. La reorientación de la filosofía», lo mismo sus lecturas de Sloterdick. También ha abordado autores hispanoamericanos como María Zambrano y el chileno Jorge Millas. Por otra parte, realizó una contundente obra ensayística.
Otros filósofos chilenos que creo importante destacar son Marco García de la Huerta con una destacada reflexión acerca de la técnica, apoyado desde una perspectiva humanista, conocedor de la obra de Heidegger y de Ortega. Ha escrito importantes ensayos de filosofía política con aportes a la filosofía latinoamericana con estudios sobre la obra de Andrés Bello y una ensayística más propia. Similares aportes nos ha dejado en esta línea Carlos Ossandón que en vez de la técnica su reflexión apuntó a las comunicaciones.
Eduardo Carrasco que ha trabajado la obra de autores contemporáneos como Heidegger y Sartre, junto a sendos estudios sobre Hegel y Nietzsche, a los que habría que sumar otros libros de índole más propia del ensayo. Lo mismo podríamos decir de Miguel Vicuña, José Jara y Pablo Oyarzún, destacados traductores de poetas y filósofos. Conocedores de la obra de Heidegger y de autores posmarxistas con reflexiones particulares sobre la dictadura y la posdictadura, creadores de tonos ensayísticos propios.
Lo último apenas unas menciones a Helio Gallardo radicado en Costa Rica, Hernán Neira, Susana Munnich, Ricardo Salas, Sergio Rojas y Sergio Romero (q.e.p.d) con contundentes reflexiones abiertas a temas más emergentes en la actualidad aportando a la filosofía latinoamericana de nuestro tiempo.
Ya advertía que el listado es incompleto, sin embargo pretendo en esta líneas llamar la atención para que en este Día Internacional de filosofía nos demos la oportunidad de reconocer algunos de los trabajos filosóficos de autores chilenos que han contribuido a la disciplina filosófica en Chile que lamentablemente sigue sin prestarse mucha atención así misma.
Alex Ibarra Peña.
Dr. En Estudios Americanos.
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